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domingo, 1 de marzo de 2015


Los efectos de la meditación en la Palabra de Dios se hacen más que claros al echarle un vistazo al libro de Josué. Josué fue el sucesor de Moisés en el liderazgo del pueblo de Israel, mientras estaban en camino a la tierra prometida. Teniendo en mente que él era quien guiaría a los israelitas a la tierra prometida, y también sabiendo, al leer los registros correspondientes que no era la gente más fácil de guiar, podemos entender fácilmente cuánto Josué necesitaba prosperidad y prudencia para llevar a cabo esa difícil responsabilidad. Por lo tanto, es interesante ver lo que Dios le aconsejó hacer, para que tuviera esa prudencia y prosperidad. 
Josué 1:5-8 “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” [Hebreo: “sakal” que significa ser cauteloso, prudente, tener entendimiento, sabiduría, prosperar.
Observa cuán maravillosamente Dios motivó a Josué. Dios no es alguien que se queda a lo lejos sin entender la fortaleza y el consuelo que necesitamos; sino que es un Dios amoroso y cuidadoso. Observa también lo que le dijo a Josué, le dijo para que siempre (“a donde quiera que vayas”) prosperes, tenia que ser muy valiente y hacer toda lo que la ley de Moisés ordenaba (La palabra de Dios en aquella época). De hecho, ÉL le dijo que tuviera cuidado y que no se apartara de lo que la ley decía y además, también le dijo que si meditaba en ella de día y de noche, esto es, si la palabra de Dios era continuamente el enfoque en su mente, prosperaría y actuaría prudentemente. Esos “ENTONCES” que se usan en el pasaje demuestran que su prosperidad y prudencia eran condicionales sobre la posición de la palabra de Dios en su mente. Ciertamente, solo si la palabra de Dios es el centro de nuestros pensamientos y actos es que seremos prosperados y prudentes. Josué era, sin lugar a dudas, un hombre que siguió y sirvió a Dios a lo largo de su vida, y era absolutamente próspero y prudente en su tarea.

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